(Narra Sophie)
- Carla, Carla, ¿qué te pasa? ¿Qué
le has hecho? – le dije entonces al chico misterioso que tenía a Carla en sus
brazos –. Un momento, os conozco. Vosotros sois... sois...¡¡vosotros sois One
Direction!! ¿Eres Harry, verdad?
- ¿En serio lo crees?- dijo,
irónico. No me gustó el comentario, así que hice como si no lo hubiese oído.
- Así que vosotros sois... Guau-
me había quedado sin palabras, sin nada más que decir. Completamente en blanco.
Lo primero que hice fue buscar
con la mirada al chico del que me enamoré el primer día en que oí hablar de él.
Ahí estaba, mirándome de esa manera tan dulce y sexy que me estaba derritiendo
por dentro. Fue él quien me sacó del agua. Todo eso era demasiado para mí.
Esperaba no desmayarme como Carla, aunque me imaginaba en sus brazos, en
contacto con esa musculatura tan dura que esperaba que existiera de verdad.
- Siento mucho lo ocurrido, es que
no os vimos, y sin querer os empujamos al agua y… - balbuceaba Zayn, con cara
de culpabilidad, mientras se acercaba a mí. ¡Qué mono era balbuceando!, pensé.
Parecía tímido y nervioso. Cuando se sacó su chaqueta y me la colocó sobre los
hombros, pensé que ya me podía morir tranquila.
- Gracias, pero no pasa nada. Ha
sido un accidente- dije, mirándole mientras me subían los colores por la cara,
lo notaba. En mi mente oí el comentario sarcástico sobre mi rubor que diría
María si estuviera aquí.
- Bueno, ¿qué vamos a hacer con
estas bellezas?– dijo Niall, con la mirada fija en Carla. Suerte que no estaba
consciente, sino se habría puesto colorada.
- ¿Qué os parece si venís a casa,
os cambiáis de ropa y llamamos a un médico para ella? –dijo Liam cogiendo las
llaves de un coche –. Hoy conduzco yo. No creo que pase nada, mis prácticas van
progresando– dijo, riéndose.
- A mí me parece bien, pero, por
favor, rápido, que me estoy empezando a preocupar por Carla – les dije con un
poco de ansiedad. No debía preocuparme tanto, seguro que estos chicos estaban
acostumbrados a que se les desmayasen las chicas.
Harry pareció leer mis
pensamientos, y dijo que un desmayo no era para tanto.
- No te preocupes, que está
dormida. Ronca un poco– dijo Niall, haciendo que todo el mundo riera.
- Menos mal. ¿Podemos irnos?, es
que me estoy helando y me duele un poco la cabeza – miré a Zayn, que estaba a
mi lado. Se acercó más, y me levantó con sus fuertes brazos. Pude percibir
debajo de su camisa sus fuertes abdominales, como en mi sueño. Iba a empezar a
hiperventilar. Estábamos cara a cara, y yo, como siempre, me puse roja como un
tomate. Él acercándose aun más, si era posible, a mí, me susurró:
- ¿En qué piensas?- tenía la voz
demasiado dulce para su aspecto.
- En nada, nada importante…
- Vamos, dímelo, que te has puesto roja y…- sonreía con
picardía.
- Yo siempre me pongo roja-
respondí-, pero pensaba en que eres muy sexy– nunca sabré cómo se me ocurrió
decirle eso. ¡Le acababa de conocer! Y no le daría una imagen real de mí, la
tímida Sophie. Pero él me miró y se empezó a reír–. Y tú, ¿en qué piensas?
- En que eres una chica realmente
preciosa, con unos ojos, guau, y un pelo...– no me esperaba para nada su
respuesta, así que aun me puse más roja. Tenía que aprender a controlar la
vergüenza, era muy importante.
- Bueno chicos, sé lo mucho que os
queréis, pero vamos, que todos ya estamos en el coche y Carla tiene que ir a
descansar– dijo Niall, chillando desde el coche.
- Ahora vamos– dijimos al unísono,
sonrientes.
Nos sentamos en el coche. Liam
conducía, Niall iba de copiloto y Zayn se sentó atrás. Hizo que me sentara
encima suyo, ya que Harry y Carla ocupaban los otros asientos, pero yo estaba
muerta de vergüenza, que Niall veía por el espejo retrovisor. Se reía de
nosotros. No hubo mucha conversación durante el trayecto, pero ese silencio no
era para nada incómodo, ya que Zayn y yo nos intercambiamos muchas miradas,
acompañadas de sonrisas, la suya deslumbrante.
Llegamos a su casa y todos se
sentaron en el sofá, mientras Zayn me guiaba al baño con mi maleta para que
pudiera arreglarme un poco y cambiarme de ropa. Durante el trayecto pude ver
partes de la casa, que me pareció excesivamente grande para ellos, aunque
claro, eran famosos. Al llegar a la puerta del baño, le devolví su chaqueta y
le di las gracias. Cuando entré pensé que este día ya no podía ir mejor.
(Narra Harry)
La dejé en mi cama, lo que hizo que abriera los ojos de
golpe. Era una chica realmente increíble. Su pelo castaño me dejaba sin
palabras, sus ojos, no hablemos de sus ojos. Tenía una mancha preciosa en el
iris izquierdo, que la hacía encantadora. Me quedé embobado con solo mirarla, y
encima estaba buena. La ropa mojada se le pegó al cuerpo y dejaba entrever sus
preciosas curvas que hacían que se me cayera la baba. Se sobresaltó al verme,
no esperaba encontrarme aquí con ella.
- ¿Qué hago aquí? ¿Qué me ha
pasado? Y sobre todo, ¿que haces tú aquí conmigo? ¿Y mirándome así?- me lo dijo
a trompicones, ya que estaba muy nerviosa al verme. Decidí hacer como si no
hubiera oído la última pregunta.
- Te has caído al río por nuestra
culpa, entonces al salir te has desmayado en mis brazos, y estas aquí con tu
amiga, porque nos sentimos culpables por lo que pasó– eso hizo que se
tranquilizara.
- ¿Dónde esta Sophie?
- Está en el baño, cambiándose– le
dije yo mientras me sentaba a su lado.
Me acerqué a ella, intentando no
hacerla sentir demasiado incómoda, y le quité el mechón de pelo que tenía en la
cara. Cuando le rocé la piel, noté que se ruborizaba, y empecé a acercarme más
y más a ella, hasta que solamente quedaron unos centímetros entre nosotros. Su
rubor iba aumentando cada vez que me acercaba más a ella, pero tenía ganas de
besarla. Ella se mordió el labio inferior, lo que quería decir que ella también
tenía ganas de aquel beso. Me acerque más a ella, y cuando ya no quedaba distancia
entre nosotros, le susurre al oído:
- Vístete que te resfriarás– la
dejé con las ganas del beso y me separé lentamente de ella.
- Ah, sí, ahora voy– se levantó
muy avergonzada, pero recogió su dignidad y salió de la habitación– ahora nos
vemos.
- Ni lo dudes, pequeña- le guiñé
el ojo, y se despidió con una sonrisa deslumbrante.
Esa chica era increíble, la
conocía desde hacía una hora, pero ya no podía dejar de pensar en ella. Era
extraño, pero necesitaba estar con ella, necesitaba sentirla cerca. Era de
locos, pero en ese momento no sabía exactamente lo que sentía por esa chica.
(Narra Carla)
Iba en dirección al baño, para
encontrarme con Sophie y contarle lo ocurrido en la habitación con Harry, pero
antes me encontré en el pasillo con Niall. Estaba en la puerta de lo que yo
supuse que era su habitación. Se acercó a mí, y me dedicó una de sus mejores
sonrisas. Era mucho más guapo de lo que recordaba. Tantos años soñando con él,
al fin se hicieron realidad. Había estado muy enamorada de él, pero Harry
estaba...
- Hola, soy Niall, encantado de
conocerte– se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla. ¡Qué mono que era! Y
tan dulce...
- Ya lo sé– me reí, quedé muy mal,
pero seguí hablando–. Yo soy Carla, igualmente.
- ¿Cómo te encuentras?– ¡Se había
preocupado por mí!
- Mucho mejor gracias. ¿Puedo
hacerte una pregunta?- dije tímidamente.
- Ya me la has hecho- respondió.
Así que bromista, el chico-. Dime, preciosa.
- ¿Sabes dónde está Sophie? Es que
estoy empapada y me gustaría cambiarme.
- Pensaba que ibas a preguntar
algo más interesante. Pero claro, claro, ven-me cogió de la mano y me condujo
hasta el baño.
Me sentía muy bien a su lado,
pero Harry, ese chico con el pelo rizado y unos ojos penetrantes, me hizo
sentir algo que jamás sentí por nadie antes. Aun no sabía el qué, pero estaba
segura de que no tardaría mucho en descubrirlo.
- Aquí es, cuando hayáis acabado
bajad abajo y cenaremos todos juntos, ¿vale?
- No hace falta, ya iremos a un
restaurante, nos buscaremos la vida.
- No vais a ir a ningún sitio,
esto es lo mínimo que podemos hacer para compensaros por lo que ha pasado. Os
esperamos abajo en veinte minutos, ¿de acuerdo?– dijo con una mirada cariñosa.
- Vale, pero espero no perderme–
dije señalando a mi alrededor, para que quedara claro lo inmensa que era la
casa. Me atreví a darle un beso en la mejilla y entré en el baño sin mirar
atrás, para no ver su reacción.
Sophie me recibió con un gran
abrazo. Ya estaba vestida, tan solo le faltaba peinarse. Le empecé a contar lo
de Harry y Niall, y ella se quedó alucinada. Entonces me contó lo que había
pasado entre Zayn y ella. Le dije que bajase abajo y que yo ya iría cuando
terminara, que no se preocupara.
Cuando me quedé sola, me
desvestí, y cuando estaba en ropa interior, alguien abrió la puerta de golpe.
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