(Narra Carla)
Lentamente abrí los ojos, la cabeza parecía que me fuera a estallar. No me acordaba de nada y lo más fuerte era que no sabía donde estaba. Me incorporé en la cama y observé todo a mí alrededor, esa habitación que jamás había visto. Entonces noté como algo se movía a mi lado. No pude contenerme y chillé del susto. No me lo podía creer ¡Era Harry! Y ¿Qué hacía yo sin sujetador? Del grito que hice abrió los ojos de golpe. Se quedó igual de alucinado que yo y más al verme como estaba. Yo rápidamente me tapé con las sabanas.
- ¿Qué demonios ha pasado aquí? No me acuerdo de nada.
- Ya somos dos –le miré de arriba a bajo, vaya cuerpo que tenía – de lo último que me acuerdo es cuando salimos a bailar.
- Yo ni de eso – parecía preocupado. Me tapé la cara con las manos y él de seguida vino a abrazarme – Tranquila, si hubiéramos hecho algo me acordaría – Que imbécil podía llevar a ser. Me levanté sin decir nada y fui a buscar mi ropa. Me fijé como me miraba de arriba abajo.
- ¡No mires! – sonrió
- Ya he visto todo lo que tenía que ver – No lo soportaba más, me acabé de vestir y rápidamente salí de esa habitación, donde el misterio nos rodeaba sin saber por donde empezar a buscar.
(Narra Harry)
No se tomó muy bien lo que le acababa de decir ¿Qué debió pasar? Creo que nunca lo sabría, ya que el alcohol te hacía hacer de todo. Decidí ir ha hablar con ella, no quería que se enfadara conmigo y menos ella. La conocía de hacía poco tiempo pero ya era alguien muy importante para mí. Me puse el pantalón, cogí el resto de ropa y salí en busca de ella. Bajé por las escaleras del edificio y al llegar a la salida la vi, estaba perdida, sin saber a donde ir. Me acerqué por detrás y guardando la distancia le dije:
- Por favor no te enfades, no era mi intención – al girarse vi que tenía esos preciosos ojos llorosos. Eso me mataba, y ahora aún más, ya que todo era por mi culpa. Sentía algo por ella y no quería que sufriera por alguien tan idiota como yo.
- No estoy enfadada contigo, es más nada de esto es por tu culpa. Es que yo nunca he… - se puso a llorar y no dude en abrazarla. Estuvimos así unos minutos hasta que decidí interrumpir.
- Te acompaño a casa y más tarde hablamos, te prometo que no voy a decir nada a nadie ¿vale? – asintió con la cabeza y nos pusimos en camino de su casa.
No decíamos nada, solo nos mirábamos de reojo. Nuestras manos llevaban todo el camino rozandose, hasta que no pude controlarme y la cogí de la mano. Sonrió y seguimos en silencio hasta llegar a su casa. No sabía si entrar o quedarme fuera así que me paré en secó delante de la puerta. Me miró extrañada y luego se empezó a reír.
- ¿Por qué te paras? – me gustaba que volviera a sonreír.
- No se, ¿no crees que será muy incómodo cuando las chicas me vean llegar contigo después de no pasar la noche aquí? – no entendía como se podía llegar a reír tanto, me encantaba.
- Vamos tonto, no pasa nada – me volvió a dar la mano, mientras que con la otra sacaba las llaves del bolso. Antes de entrar por la puerta se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y me susurró “Gracias por ser como eres”. La sonrisa se me dibujó sola y me perdí otra vez con sus preciosos ojos.
Abrió la puerta lentamente y cuando ya estábamos dentro nos dimos cuenta que no estaban las chicas solas. Si no con los chicos. Carla se separó rápidamente de mí. Nos mirábamos sin saber que decir. Ella se fue arriba sin mirar a la cara a nadie y yo decidí quedarme aquí para no dar una mala idea a los chicos. Le prometí que no diría nada y así sería. Me sentía muy incómodo con las miradas que me echaban los chicos y no tenía ni idea de que decir sin hacerle daño a Carla.
(Narra Sophie)
Llevábamos dos horas sentados sin saber que hacer y por donde empezar a buscar. No le dirigí la palabra a Zayn en todo el rato que llevaban aquí y cada vez que intentaba decirme algo cambiaba de tema, y empezaba a hablar con alguien. Si quería que le perdonara tendría que curárselo de verdad y hacer que volviera a confiar a él. De repente oímos como alguien entraba por la puerta. Eran Harry y Carla, ¡estaban cogidos de la mano!, se separaron al vernos a todos en el comedor. Carla subió por las escaleras sin decir nada y Harry se la quedó mirando. No se que pasó pero de momento no me gustaba mucho lo que veía. Se sentó en el sillón de al lado de la televisión y sin decir nada fijó su mirada al suelo.
- ¿Tío que pasó ayer por la noche? – Louis siempre era el más directo, no se andaba con rodeos.
- Tengo sed, ¿alguien quiere algo?- dijo el intentando cambiar de tema mientras se levantaba para ir a buscar algo de beber.
- No te vas hasta que nos des una explicación de lo que ocurrió anoche.- dijo Louis.
- No puedo deciros nada, se lo he prometido a Carla y yo cumplo con mis promesas – dijo elevando la voz mientras salía de la habitación.
- Pero Harry…
- Pero nada, una promesa es una promesa ¿vale?
Dejó el comedor y se fue en busca de Carla, todos nos moríamos por saber lo ocurrido pero él tenía razón, una promesa era una promesa. Los chicos se quedaron con la boca abierta. Creo que les extrañó esto de él.
- ¿Qué os ocurre chicos? – dijo María, parecía que me leyera la mente. Iba a preguntar lo mismo.
- La última vez que volvió a estas horas, se acostó con la chica de lo borracho que estaba, pero lo extraño es que nos lo contó. Esta vez no creo que haya pasado esto, porque ella estaría más enfada y además han llegado cogidos de la mano, y encima no nos lo quiere contar. Se nota que la quiere muchísimo – las palabras de Niall nos impactaron mucho, ¿Harry estaba loco por Carla? Que monos, de seguro que no tardarían en estar juntos.
(Narra Carla)
Vaya mierda todo, no me podía creer lo que me estaba pasando. ¿Por qué todo esto solo me ocurre a mí? Primero lo de Harry y ahora Inés. ¿Podía haber algo peor? Me tumbé en la cama y decidí maldecir mi vida. Alguien llamó a la puerta, no contesté pero igualmente pasó. Se sentó a mi lado en la cama, me acarició la cabeza y entonces me giré para ver quien era. Solo al verle le abracé, sabía que podía contar con él, aunque hubiera pasado lo que pasó me seguía sintiendo bien con él. Era un chico perfecto. Lo único que me asustaba era que me hiciera daño, que pasara de mí un día de estos, que se olvidara de mí, porque cada vez mis sentimientos hacia él eran más fuertes.
(Narra Harry)
- ¿Qué te ocurre? Si me lo quieres contar.
- Una de mis mejores amigas me prometió que para mi cumpleaños estaría aquí, hace a penas minutos me ha llamado y me ha dicho que han retrasado el vuelvo cinco días. Por si no lo sabes mi cumpleaños es dentro de cuatro. ¿Por qué me pasa a mí todo lo malo?
- No digas eso, no te preocupes, ya veras como todo sale bien ¿vale? – me acerqué más a ella. Noté que se ponía nerviosa y su respiración se aceleraba.
- Me… me tengo que cambiar de ropa, si no te importa… - ahora si que estábamos cerca, me miraba con nerviosismo y su respiración era discontinua.
- Si quieres yo te ayudo – esa respuesta le sorprendió mucho ya que abrió los ojos al completo.
Sonrió, seguía nerviosa pero aún así, sonrió. Seguíamos en la cama, estábamos a cinco centímetros y se mordía el labio, eso me dio a entender que deseaba ese beso tanto como yo. Nuestros labios se rozaban y nuestra respiración concordaba. Decidí acortar la distancia que quedaba entre nosotros juntando nuestros labios. Empezó como un beso dulce y cariñoso y se fue convirtiendo en uno apasionada. Involuntariamente la tumbé en la cama y la seguí besando. La quería hacer mía aquí y ahora. Mi corazón latía cada vez con más fuerza y no quería separarme de ella. La quería demasiado. Lentamente le fui desabrochando el vestido y ella mi camisa. Los besos se pasaron al cuello y las caricias aumentaron. La habitación fue aumentando de temperatura cuando de repente alguien abrió la puerta de golpe.
- ¡¿Qué cojones haces Carla?! – ¿quien demonios era ese chico?
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